22 enero 2005

Kaddish por Auschwitz

Las marmotas solemos ser criaturas que vivimos felices en nuestras madrigueras, dormitando y ajenas a la crueldad del mundo. Pero de vez en cuando también nos toca salir a vigilar cuando un águila sobrevuela nuestra madriguera. Y por eso, también a veces sabemos hablar de cosas serias. Y ahora que se acerca un importante aniversario, es buen momento para, esta vez, hablar algo más en serio en este weblog.

Un 27 de enero de 1945, la avanzadilla del 60º Ejército del Primer Frente Ucraniano llegaba a un pueblo polaco llamado Oswiecim, rebautizado por los alemanes Auschwitz. Tras unos cuantos combates, tomaron el pueblo, y llegaron al lugar, aquel campo, del que todos hablaban, pero que nadie podía creer que existiera. Se acercaba por fin el final del más terrible genocidio jamás perpetrado, no sólo en sus cifras, sino también por su crueldad, por la ideología que lo sustentaba, y por el uso implacable de la ciencia para eliminar a seres humanos.

Las estadísticas son difíciles en este caso, pero hoy en día se estima que unas 900.000 personas, de ellas 700.000 judíos, fueron exterminados en Auschwitz. Cuando leáis estas cifras, no os quedéis en meros números. Pensad también en lo que representan. Como por ejemplo, que en este campo y el resto de campos de Polonia se esfumó literalmente, así como en los guetos, la gran mayoría de los 3.000.000 de judíos que Polonia tenía antes de la guerra. El 10% de la población polaca. Una civilización que llevaba habitando Polonia desde que en 1343 el rey Casimiro el Grande les invitara a establecerse allí para "con vuestras artes y trabajo enriquecer Polonia". Así lo hicieron, prosperando y creando la Tercera Sión (la Segunda había sido España)... hasta que esta cultura fue aniquilada.

Pensad también en que aquí, en tan sólo dos meses del verano de 1944, fueron exterminados 300.000 judíos húngaros, teniendo que ser quemados en grandes fosas porque los crematorios no daban abasto. Pensad que entre marzo y agosto de 1943 se destruyó aquí la comunidad judía de Salónica, 45.000 judíos que llevaban viviendo allí desde su expulsión de España en 1492, hábiles comerciantes que desarrollaron una rica cultura sefardí expresada en judeoespañol. Pensad también en los 140.000 polacos cristianos que murieron aquí, los 20.000 gitanos, o los 10.000 prisioneros de guerra soviéticos, que no sólo no fueron tratados como prisioneros de guerra, sino ni siquiera como animales.

Pensad también en las abominaciones que se practicaron, abusos de todo tipo, experimentos médicos aberrantes... y pensad en cómo algunos de los responsables de todo esto, pudieron huir de la justicia gracias a España y a países sudamericanos, y continuar una vida feliz y tranquila.

Os invito entonces a que el 27 de enero tengáis un momento de recuerdo de todos estos hechos, como vosotros prefiráis: quizás un momento de silencio, quizás encender una vela... todo esto podéis acompañarlo del kaddish, la oración de duelo judía, que ahora añadiré aquí, en arameo y en castellano. Una hermosa oración que, aunque empleada en momentos de duelo, no menciona la muerte, sino la grandeza de Dios... recordándonos así que, a pesar de todo este horror, el pueblo judío una vez más se alzó, dispuesto a resistir, cumpliendo una vez más la profecía del Éxodo: "La zarza ardía en llamas, pero no se consumía".


Yitgaddal v'yitkaddash sh'meh rabbah
B'almah dee-v'ra chiru-teh
V'yamlich malchuteh
B'chay-yechon uv'yo-meychon
Uv'chay-yey de-chol beit yisra-el
Ba-agalah uvizman kareev;
V'imru Amen.
Y'hey sh'mey rabbah m'varach
L'olam ul'olmey almah-yah.
Yitbarach, v'yishtabach,
V'yitpa-ar v'yitromam
V'yisnasseh v'yit-haddar
V'yit-alleh v'yit-haIlal
Sh'mey de kudshah b'reech hu
L'eylah min kol birchatah v'shiratah
Tush-b'chatah v'nechematah
Daa-amiran b'almah
V'imru Amen.
Y'heh sh'lamah rabbah min sh'mayah
V'chay-yim alenu v'al kol yisra-el
V'imru amen.
O-seh shalom bimromav
Hu ya-aseh shalom
Alenu v'al kol yisra-el
V'imru Amen.

Glorificado y santificado sea el gran nombre de Dios el todo el mundo que Él ha creado según su voluntad. Que establezca su Reino durante tu vida y durante tus días, y durante la vida de toda la Casa de Israel, rápido y pronto, Amén.

Que Su gran nombre sea bendecido para siempre y por toda la eternidad.

Bendecido y alabado, glorificado y exaltado, ensalzado y honrado, adorado y alabado sea el nombre del Santo, bendito sea, más allá de todas las bendiciones e himnos, alabanzas y consuelos que jamás se hayan dicho en el mundo, Amén.

Que haya abundancia de paz del cielo, y vida, para todos y para todo Israel, Amén.

Él, que crea la paz en Sus alturas celestiales, que cree paz para nosotros y para todo Israel, Amén.