31 diciembre 2004

Ciudadano Cabrón

Estimados amigos,

Para terminar el año con buenos sentimientos y bondad, Pensamiento Marmota ha decidido lanzar una nueva sección, Ciudadano Cabrón.

En este post propondremos maldades que se pueden hacer al vecindario y al prójimo... pero no pravus gratia pravi, sino maldades destinadas a que se cumpla estrictamente con la ley. Es decir, se trata de convertirnos en el típico ciudadano cabrón que llama a la grúa porque ve un coche mal aparcado, aunque no le cause ninguna molestia... ser la versión adulta del chivato asqueroso de clase... recuperar el noble espíritu de Robespierre, que, si la ley decía que había que guillotinar a alguien, le daba igual que el condenado fuera su amigo o su hermano.

Así pues, para dar ideas, aquí van unas propuestas, aparte del susodicho coche mal aparcado:
  • Pasar junto a la cola de una tienda, y al ver a alguien colarse, avisar a los afectados.
  • Cuando se abre el plazo de la declaración de la renta, estar atentos a si un compañero de oficina cuenta algún truco que usa para no declarar algo, y acto seguido llamar a Hacienda.
  • Tomar nota del día que alguien llega tarde al trabajo sin que se dé cuenta el jefe, para al día siguiente, cuando llegue a la hora, decir delante del jefe: "Hombre, Manolo, hoy sí que llegas a la hora..."
  • Comprarse un medidor de ruido de lo más sofisticado, y llamar a la policía en cuanto el vecino supere los límites legales en medio decibelio.
  • Ir cada noche a la casa okupada más cercana, y cortarles los cables que han tirado para puentear la luz.
Si la iniciativa tiene éxito, convocaremos los premios Ciudadano Cabrón, para premiar las iniciativas más bastardas, incluyendo el Gran Premio al Hijo de Puta Esférico (dícese del que es hijo de puta, se mire por donde se mire).

03 diciembre 2004

Quevedescos

Queridos amigos,

Inauguramos aquí la sección de Quevedescos, breves historias que llevo unos años escribiendo.

El Quevedesco, homenaje a los juegos de palabras de Quevedo, y a los Arrabalescos de Fernando Arrabal, cumple estas condiciones: es una historia condensada en una o dos líneas, y basada en algún juego de palabras lo más absurdo o surrealista posible.

Iré publicando por aquí los que tengo, con el fin de alimentar mi ego un rato... y ya de paso, si hay algún editor por ahí leyendo esto, tengo suficientes para hacer un libro... por caridad... :D

Así que vamos con uno de ellos, que así porque sí, va a ser el 108:

108. Tenemos docjumentos que prueban la culpabilidad del burro.